sábado, 2 de agosto de 2008

Anissina y el Vals de Galaxias


¿Cuantos días como este he vivido?, ¿Cuantas veces he visto este mismo espacio sin fin desde esta misma ventana?, todo igual siempre... mas hoy hay algo diferente. Una chica, una chica me observa desde afuera de la ventana. Me estudia detenidamente y luego me sonríe, extiende su mano como invitándome a seguirla.
Lo pienso bien, luego lo he decidido, observo a mi alrededor en espera que nadie me observe y salgo sin problemas fuera de esta cárcel de rutina.

Ella me toma la mano, sin decirme palabra alguna, me lleva lejos de donde paso mis días. La observo, es realmente hermosa, diferente a las demás, en un instante descubro, que posee infinidad de características que me atraen de ella. Voltea a mi y sin espera, estira sus brazos para sostenerse a mi cuello. Me asombro y ella se pega mas a mi cuerpo, al quedar su rostro cerca de mi oído, me dice: "¿Quieres bailar conmigo?", sin dudar doy mi gran respuesta de afirmación. Ella contenta me muestra los pasos que desea, enseguida reconozco, son las pasos para el Vals.

La cojo de la cintura y le muestro lo la posición a tomar, le pregunto "¿Y la música? ¿Cómo bailaremos sin ella?", ella se ríe y contesta "eso, sera solo imaginarla, el espacio es muy grande y en muchos lados es muy silencioso, tanto, que aquello que suena en tu mente, sera escuchado". Yo no la comprendo, mas de pronto, escucho una pieza, sin duda de un Vals. La observo, tiene los ojos cerrados, sin abrirlos, me dice "La música ya esta ¿Bailamos?". Tomamos la pieza, bailamos y nos divertimos, mientras las horas pasaban ella contaba estrellas y hablaba de planetas extraños, yo le contaba de gatos y muñecas, mis amigos de la vida.

Desde aquel día, supe que ella se llamaba Anissina, una habitante de otro lugar, que en busca de algo diferente de su rutina, llego hasta mi ventana. Desde aquel día, mi vida empezó a salir de la rutina, salíamos de baile, contábamos estrellas y tomábamos el te con mis muñecas. Desde aquel día, Anissina me llevaba a una galaxia diferente, a aprender un baile nuevo, pero nunca olvidábamos aquel Vals, el Vals que hicimos de galaxia en galaxia. Desde aquel día, Anissina era para mi, lo que yo era para ella. Desde aquel dia, William Isthar fue feliz.



Sonia J. Velasquez Lopez ~Leica Sforza~